martes, 14 de diciembre de 2010

Polvorin del fuerte San Miguel Arcangel de Arecibo

Del National Trust for historic preservation
http://www.preservationnation.org/magazine/911/16th-century-fort-crumbles-in.html

16th-Century Fort Crumbles in Puerto Rico

Dear Preservation 911,

I am writing to express my concerns about the destruction of historical site in the city of Arecibo, Puerto Rico.

The site, which as of today is not listed in the National Register or at local level, is the Polvorin de San Miguel Arcangel (polvorin is a powderhouse) built by the Spanish at the end of the 18th and beginning of the 19th century as part of the city of Arecibo's defensive system.

The structure was part of the Fort of San Miguel Arcangel, located at the edge of the peninsula where Arecibo is located and at the entrance of the mouth of the Rio Grande de Arecibo. The construction of these two military structures (the fort and the powderhouse) was a result of battle in 1702 when a British fleet tried to invade the city and local militia in charge of Captain Antonio de Los Reyes Correa defeated it.  The colonial government decided to build these buildings as a protective measurement against any future attacks of foreign powers.

Subsequently, the old Fort deteriorated and in 1881 was demolished by local authorities. In its place they built a square, "Paseo de Damas." The powderhouse, which is owned by the municipal government, was eventually abandoned and now is a parking lot. There are still good remains of the main structure and remnants of its surrounding wall. Unfortunately it is filled with garbage and has had no maintenance.

Without action, Arecibo will lose one of the few military structures outside the Old San Juan; the others being el Fuerte del Canuelo or San Juan de la Cruz (Cataño), el Fuerte de la Concepcion (Aguadilla) y el Fortin del Conde de Marisol (Vieques).

It is my hope that this military structure is protected for future organizations. Please let me know if there is something you can do to help.

Sincerely,

Manuel Santiago

jueves, 9 de diciembre de 2010

Historias en torno a la Rogativa

Las Fiestas de Cruz, se originan en España y cuenta la tradición que se empezaron a celebrar en Puerto Rico tras la Isla haber sido sacudida por un terremoto el 3 de mayo de 1787(20 dias antes habia sido azotada por un huracan). Ese día se hallaron los restos de una cruz y los pobladores comenzaron a elevar plegarias y cantaron para que Dios los librara de aquel terrible mal. Con música se hicieron los rezos a la Santa Cruz.
 Diez años despues (1797) los britanicos sitian San
Juan; esta es la historia:
La invasión británica a Puerto Rico de 1797
Relato tomado de "Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de la isla de Puerto Rico" Tomo 3, escritas por Don Pedro Tomás de Córdoba en la década de 1830.

Al amanecer del 3 no se avistò otro buque que una fragata que permanecia como bloqueando el puerto. Se recogieron 4 dispersos de los ingleses.

De acuerdo con el Sr. Obispo se dispuso cantar en la Sta. Iglesia Catedral un solemne Te-Deum con misa y sermon que predicó el mismo Sr. Obispo, en accion de gracias al Todo Poderoso por los auxilios de ánimo que prestó en tan críticas circuntancias á todos los defensores de la plaza y á los habitantes de la Isla que volaron á su socorro. Para que á un acto tan religioso y justo asistiesen todos á manifestar general y particularmente el reconocimiento debido al Dios de los Ejércitos con el fervor que á cada cual dictase su cristiano corazon, se publicò en la ciudad dicha disposicion, y el ejército concurrió en la forma siguiente.

Toda la guarnicion franca formó en batalla á las siete de la mañana de este dia en el campo de nuestra línea, y pasando al de columnas, emprendió la marcha en este orden. Formaban á la cabeza un cabo y ocho dragones, seguidos de dos piezas de campaña con la correspondiente dotacion de artilleros: á corta distancia iba el General del ejército á caballo, en uno de los que dejó el enemigo, y se creia corresponder al general Albercombry, lo acompañaban todos los gefes de la plaza, comandante de marina, edecanes y ayudantes; seguia inmediatamente el cuerpo de franceses con su comandante D. Agustin París y sus ayudantes; una compañia del regimiento fijo con la música; el comandante del puente de San Antonio, ingeniero ordinario D. Ignacio Mascarò con los oficiales y guarnicion de aquel fuerte, tremolando el mismo pabellon que tan valerosamente habia defendido, y en el que se manifestaban los balazos que recibió en aquel puesto: el comandante del castillo de S. Gerònimo teniente coronel D. Teodomiro del Toro con los oficiales y tropa de aquella guarnicion y artilleros franceses que sirvieron en aquel puesto con su comandante Mr. Varron, capitan corsario de la república, tremolando igualmente el pabellon que con tanto denuedo habian defendido, y en el cual se notaban los balazos que le pasaron; toda la milicia urbana que entró al servicio de los pueblos de la Isla, cerrando la columna la milicia disciplinada de infantería y dos cañones de campaña en el mismo orden que los de vanguardia y por último tres compañias de caballería.

En este orden llegó la columna á la plaza de la Catedral formando á su frente en el orden de batalla, á cuyo tiempo se incorporó en ella el capitan de puerto teniente de fragata D. Juan Hurtado, con todo el cuerpo de su mando y la bandera de una de las baterías flotantes.

Se introdujeron en la Iglesia los referidos pabellones triunfantes y se colocaron en el presbiterio durante la funcion. Se hizo una salva triple en los tiempos acostumbrados, principiándola las piezas de campaña, en seguida todo el ejército, é inmediatamente toda la artillería de la plaza y flotantes. Concluido un acto tan piadoso como cristiano se retiraron las tropas á sus destinos, quedando las banderas en la Catedral para colocarlas en la cornisa como trofeos de la gloria de esta plaza en su defensa contra los ingleses.

La grata sensacion que causó la vista del ejército vencedor con los pabellones traspasados á balazos al lado de los valientes gefes que dirigieron la defensa, y la del mismo ejército que con tanto valor, constancia y bizarria la defendieron en honor y gloria de las armas españolas, conmovió tiernamente los corazones de todos, y rebosando en sus semblantes el júbilo y el gozo mas espresivos, prorrumpieron en aclamaciones, repetidos vivas y otras fieles demostraciones de contento y alegría.

web: http://www.fortunecity.com/victorian/churchmews/1216/Invasion1797.html