lunes, 29 de noviembre de 2010

Exige voluntad para salvar San Jerónimo

Exige voluntad para salvar San Jerónimo
sábado, 14 de julio de 2007
Maritza Díaz Alcaide / Primera Hora

La historia tiene las respuestas.

Don Ricardo Alegría, la persona que en los años cincuenta salvó de las ruinas al fortín San Jerónimo del Boquerón, advirtió ayer que el Gobierno de Puerto Rico tiene la obligación de proteger la histórica edificación, incluso de procurar que se eliminen las piscinas diseñadas para el complejo turístico Paseo Caribe, dispuestas frente por frente al monumento.

“La fortificación tiene que ser más importante que cualquier otra construcción”, subrayó el primer director ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) durante una entrevista con PRIMERA HORA.

En cuanto a las piscinas de Paseo Caribe, Alegría dijo que permitirlas sería una “vergüenza” ante el paisaje que le aportan al fortín.

Alegría no pidió la demolición total de Paseo Caribe. Pero, advirtió que el Gobierno de Puerto Rico tiene que garantizar la integridad del fortín, el acceso del público y si eso conlleva remover alguna construcción, habrá que hacerlo.

Restaurar San Jerónimo, dijo Alegría, es más fácil de lo que se ha querido proyectar. Tanto así que las obras podrían completarse en un periodo de tan sólo seis meses.

Según el respetado antropólogo y restaurador del Viejo San Juan, ni siquiera sería indispensable la ayuda del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, si hay voluntad por parte del Gobierno de Puerto Rico de tomar las acciones correspondientes.

El monumento, aseguró, se puede salvar porque está en mejores condiciones que las que él lo encontró en 1956, cuando le fue cedido por el Municipio de San Juan y él, como director ejecutivo del ICP, dispuso allí el establecimiento de un museo militar.

La voz de la experiencia

Aunque el ICP claudicó ante el proyecto de Paseo Caribe y finalmente otorgó su endoso, Alegría afirmó ayer que el Instituto tiene poderes y que sólo se requiere que quienes lo dirigen quieran ejercerlos.

“Yo, como director ejecutivo, detuve la demolición de lo que hoy es el hotel El Convento. Lo declaré monumento histórico. En los años 50, Luisa Géigel quería demoler la casa donde se estableció el Museo de la Familia y le ganamos en el (Tribunal) Supremo”, recordó sobre aquellas múltiples batallas que dio para salvaguardar nuestro patrimonio histórico edificado, en muchas instancias -como ahora- en contra de intereses económicos.

Esos intereses, de hecho, llevarían a mediados del siglo pasado a vislumbrar, por ejemplo, el Viejo San Juan como un “pequeño Nueva York”, una quimera peligrosa.

En el orden político, un Alegría de apenas 32 años también se enfrentaba entonces a la Ley de la Mordaza, cuya imposición derrotó cuando el Departamento de Justicia le quiso ordenar el retiro de los nombramientos de Roberto Biascochea e Isabel Gutiérrez, por haber sido expulsados por razones políticas de la Universidad de Puerto Rico.

Que se revisen las escrituras

Alegría recomendó, de otro lado, que se examinen las escrituras y contratos de compraventa de la zona donde enclavan Paseo Caribe y el hotel Caribe Hilton.

Esos terrenos, con el cambio de soberanía en 1898, pasaron de la Corona Española al Gobierno de Estados Unidos.

Donde eventualmente el Gobierno de la Isla construyó el Hilton fue un espacio que en 1921 el Gobierno federal concedió en usufructo a Virgil Baker, un radiotelegrafista retirado y oficial de la Marina que había logrado desencallar de la entrada del Morro la embarcación del héroe de la Primera Guerra Mundial John J. Pershing.

En 1946, la Compañía de Fomento Industrial, bajo Teodoro Moscoso, adquiere de Baker esos terrenos para la construcción del Caribe Hilton.

Baker ya había cedido otros terrenos de la zona, frente al Tribunal Supremo, pero la transacción terminó en corte porque quienes los adquirieron se negaban a pagar contribuciones, por no considerarse propietarios.

“Por lo general, las tranferencias de terrenos con valor militar se condicionan, por si se requieren para una emergencia”, explicó Alegría, quien también sugirió que se lleve a cabo un análisis de los documentos que dieron pie al reciente traspaso por parte del Gobierno federal al estatal de los terrenos donde se construye Paseo Caribe.

“Esa escritura es importante porque puede contener restricciones sobre el uso de esos terrenos”, advirtió.

Recordó en ese mismo contexto que la venta en 1998 del Caribe Hilton, por parte de la administración de Pedro Rosselló, se hizo “por la absurda suma de $80 millones”.

El Hilton era a la sazón el único de los hoteles del Gobierno que tenía ganancias.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Cañón Ordóñez de 15 cm modelo 1885




Con este cañón se realizó en Puerto Rico, el día 10 de mayo de 1898, el primer disparo en esta corta guerra. También se utilizó en la defensa de San Juan durante el bombardeo del 12 de mayo de 1898. El cañón Ordoñez de 15 cm junto al Plasencia de 8 cm (Combate de Asomante) son los protagonistas, en cuanto a artillería se refiere, de las principales acciones en nuestra Isla.

EL PARQUE COLON

EL PARQUE COLON

Tomado del libro Memorias de mi Pueblo
de Doña Hayde Reichard de Cancio


          El Río Culebrinas, aunque no es un río muy grande, tiene una historia llena de encantos y tradición.

          El historiador puertorriqueño Salvador Brau, en su obra Puerto Rico y su historia, página 11, último párrafo, escribe: "En cambio consta históricamente que el Cacique Aymamón tenía su ranchería a orillas del Río Culebrinas, cerca de la población de Sotomayor; y como el Río Culebrinas desemboca en la bahía de Aguadilla, y fue en las inmediaciones de la costa donde la población se edificó, necesario es admitir que esa ranchería del Cacique Aymamón fue la misma visitada por Colon y tan prolijamente descrita por las Casas y Muñoz."

          Como estos historiadores anteriormente citados hay un sin número de historiadores y amantes de nuestra historia que sitúan el desembarco colombino al margen del Río Culebrinas. También es cierto que estudios hechos recientemente por un grupo de historiadores difieren de éstos, queriendo colocar el desembarco de Colón por Añasco, Rincón, Cabo Rojo y otros pueblos.

          En 1888 el Ateneo de Puerto Rico llevó a cabo un certamen sobre el sitio del descubrimiento de Puerto Rico. Historiadores como Salvador Brau y el Dr. Coll y Toste mantuvieron que el desembarco de las naves colombinas se habita efectuado entre Punta Borinquen y Punta San Francisco. Se escogió las cercanías del Río Culebrinas como lugar para levantarse un monumento conmemorando dicha hazaña.

          En 1893 cuando se celebró el cuarto centenario del Descubrimiento de Puerto Rico seerigió al lado sur del Culebrinas una cruz de granito y mármol conmemorando dicho suceso

.          Para tener acceso al primitivo monumento (1893), yendo directamente del pueblo de Aguadilla, por la orilla del mar, había que atravesar la ''Boca Vieja'' del Culebrinas que hoy está cruzada por la carretera al Parque Colón.

          Siendo el Río Culebrinas, por su antiguo cauce (Boca Vieja o Madre Vieja) límite municipal entre Aguada y Aguadilla, el monumento primitivo quedó en la margen izquierda del Culebrinas en territorio de Aguada y Coloso.

          Las vicisitudes de ese monumento han sido muchas. Las furias del temporal San Ciriaco derribaron parte de la cruz; el Capitán Judson, encargado de Obras Públicas (del Gobierno Militar de E.U.) lo reconstruyó, pues eran pocos los daños. En 1918 los fuertes terremotos derribaron el monumento erigido en 1893. Lo que quedó fue demolido por orden del municipio de Aguada.

          En 1924 el Sr. Rafael Fabián, Director de la Central Coloso, invitó a un grupo de aguadillanos y aguadeños a las ruinas de la Cruz de Colón. En esa reunión el Sr. Fabián donó 20 cuerdas de terreno pertenecientes a Coloso, para la construcción de un parque de recreo.

          A consecuencia de dicha donación se creó un Comité Pro Parque Colón. El comité sólo pudo recaudar la cantidad de $1,000, haciéndose el proyecto casi imposible de realizar. Se necesitaban miles de dólares para acondicionar y construir un puente sobre ''Boca Vieja". No se podía por tanto cerrar esa Boca para dar paso al Parque Colón, a menos que no se cambiaran las aguas de ese acceso. Utilizando presos de penales se cortó un canal por detrás del parque, echándose así las aguas de "Boca Vieja'' al mar por la parte sur.

          A consecuencia de dicha obra el Culebrinas, a su salida, obtiene un nuevo curso. Por esa razón el monumento, sin cambiar de sitio, quedó a la derecha del nuevo curso.

          En 1937 siendo Secretario de Obras Públicas de Puerto Rico don Guillermo Esteves Volckers, la Legislatura de Puerto Rico aprobó la construcción del Parque Colón.

          Dejemos que sea el mismo don Guillermo Esteves quien explique cómo se reconstruyó el monumento caído en 1918: ''...Yo busqué en los Archivos de Obras Públicas los planos del monumento de 1893-, y allí estaban y deben estar- y exactamente en el mismo sitio se construyó el actual monumento, obra que realizó el escultor ''Janella" sin desviarse un centímetro de los planos. Felizmente la base principal del monumento había quedado sin tocar, o sea la fundación y arranque. Quiero aclarar que el monumento es de piedra artificial y granito -pues los fondos eran pocos- y había que hacer además el parque -o parte de él".

          El monumento de la Cruz de Colón no pertenece a un pueblo, ni a una nación, sino al mundo entero, demostrando que somos un pueblo civilizado y cristiano.
http://www.aguadillapr.com/parque.htm

martes, 2 de noviembre de 2010

El sombrero: El primer periódico de Vega Alta

La mañana del 8 de abril de 1877, la comunidad vegalteña amaneció sorprendida con la circulación de un periódico totalmente manuscrito que llevaba el nombre
 El Sombrero. Seguramente lo que llenó de asombro a los vegalteños, no fue la excelente habilidad caligráfica de los redactores “Goyo Flores” y “El Macuquino”, ni sus magníficas caricaturas a colores, sino los comentarios satíricos y los chistes y poemas incluidos en sus ocho páginas. La singularidad de este periódico, por la cual trasciende el ámbito local para ocupar un lugar destacado en la  historia  del periodismo puertorriqueño, radica en que era totalmente manuscrito, un ejemplar (circulaba gratuitamente de mano en mano entre los vecinos) y utilizaban el difícil arte de la caricatura para expresar crítica social e incipiente sátira política.

El periódico El Sombrero fue originalmente un semanario dominical que se publicó desde el 8 de abril hasta el 2 de noviembre de 1877. A partir de la edición número 16 (22 de julio), comienza a circular cada 15 días hasta desaparecer cuatro meses después, lo que equivale a 25 números publicados. En su primera etapa (del 8 de abril hasta el 22 de julio), el director de El Sombrero fue Modesto Achilla, quien utilizaba el seudónimo de “Goyo Flores”. Posteriormente, asumió la dirección José M. De Loria y Arnaúz, alias “El Macuquino”, quien también era redactor, dibujante y co-director. Algunos de los colaboradores del periódico fueron “El Capote”, “Cascas”, “Guarionex”, “Melitón Flores” y el “El Jíbaro”. Lamentablemente éstos nunca se identificaron por sus nombres, quedando su trabajo en el anonimato. De Loria fue alcalde de Vega Alta en el 1887. Se casó con la dama vegalteña Guadalupe Arnau y Lespión.

El nombre del El Sombrero aludía al simbolismo de esta prenda de vestir. Se suponía que el sombrero representaba: dignidad, elevados propósitos y principios morales. Esto infiere de una apología al sombrero que decía lo siguiente: “el sombrero es lo más alto elevado que puede haber; se ostenta siempre sobre la raza humana; hasta se observa sobre la cátedra del Espíritu Santo y en algunas otras de la profana discusión.

[Tomado del libro: Historia de Vega Alta de Espinosa, de Leonardo Santana Rabell]