martes, 2 de noviembre de 2010

El sombrero: El primer periódico de Vega Alta

La mañana del 8 de abril de 1877, la comunidad vegalteña amaneció sorprendida con la circulación de un periódico totalmente manuscrito que llevaba el nombre
 El Sombrero. Seguramente lo que llenó de asombro a los vegalteños, no fue la excelente habilidad caligráfica de los redactores “Goyo Flores” y “El Macuquino”, ni sus magníficas caricaturas a colores, sino los comentarios satíricos y los chistes y poemas incluidos en sus ocho páginas. La singularidad de este periódico, por la cual trasciende el ámbito local para ocupar un lugar destacado en la  historia  del periodismo puertorriqueño, radica en que era totalmente manuscrito, un ejemplar (circulaba gratuitamente de mano en mano entre los vecinos) y utilizaban el difícil arte de la caricatura para expresar crítica social e incipiente sátira política.

El periódico El Sombrero fue originalmente un semanario dominical que se publicó desde el 8 de abril hasta el 2 de noviembre de 1877. A partir de la edición número 16 (22 de julio), comienza a circular cada 15 días hasta desaparecer cuatro meses después, lo que equivale a 25 números publicados. En su primera etapa (del 8 de abril hasta el 22 de julio), el director de El Sombrero fue Modesto Achilla, quien utilizaba el seudónimo de “Goyo Flores”. Posteriormente, asumió la dirección José M. De Loria y Arnaúz, alias “El Macuquino”, quien también era redactor, dibujante y co-director. Algunos de los colaboradores del periódico fueron “El Capote”, “Cascas”, “Guarionex”, “Melitón Flores” y el “El Jíbaro”. Lamentablemente éstos nunca se identificaron por sus nombres, quedando su trabajo en el anonimato. De Loria fue alcalde de Vega Alta en el 1887. Se casó con la dama vegalteña Guadalupe Arnau y Lespión.

El nombre del El Sombrero aludía al simbolismo de esta prenda de vestir. Se suponía que el sombrero representaba: dignidad, elevados propósitos y principios morales. Esto infiere de una apología al sombrero que decía lo siguiente: “el sombrero es lo más alto elevado que puede haber; se ostenta siempre sobre la raza humana; hasta se observa sobre la cátedra del Espíritu Santo y en algunas otras de la profana discusión.

[Tomado del libro: Historia de Vega Alta de Espinosa, de Leonardo Santana Rabell]

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